ESTELLER CAMPAÑA 23

¿Hace falta que los lobos maten a un niño?

Lo que le ha ocurrido a Kike en Santianes, Cangas de Onis, solo viene a corroborar lo que tanto tiempo llevamos anunciando. Un pastor que encuentra a dos lobos devorando a una de sus cabras, el intento por librarla y acto seguido el ataque. No hace falta ser muy listo para adivinar que un animal salvaje con el poderío del lobo, si pierde el miedo, puede representar un peligro muy grande para el humano. Ahora vendrán los de siempre con el cuento de que el lobo ibérico no ataca al hombre…claro, claro, especialmente si donde se vive no hay ni uno. Kike salvó el pellejo porque la agilidad de sus 17 años le permitió subirse a un árbol, sino la tragedia ya estaba servida. Ahora se tratará de maquillar como cuando a la señora que el oso le destrozó la cara y le rompió la cadera se tachó de “encuentro fortuito”. El papel lo aguanta todo, más cuando a los tragadores y caraduras que viven del cuento del lobo, la masa de urbanitas ignorantes, como “borregos”, les bailan el agua, opinando con vehemencia sobre lo que ni conocen, ni sufren. Por suerte Kike ha librado de esta pero desgraciadamente un día alguien tendrá un final distinto. Verá entonces como “callan como ahogados” los palmeros del proteccionismo, verá como entonces nadie se responsabiliza. El lobo debe ser controlado con mano férrea. El lobo debe ser cazado como el zorro, con cualquier otra especie y modalidad…y no se preocupe que seguirían aumentando. En extinción se encuentra el rural, el lobo no, su población está descontrolada. Es un ejemplo más del problema que se arrastra de raíz, el campo debe mandar sobre el campo, es vergonzoso que las leyes vengan impuestas por aquellos que viven creyendo que la naturaleza es Walt Disney. Nadie pide extinción, solo un control que haga posible la convivencia entre hombre y lobo.
Viva la caza. Viva el mundo rural.
Foto de @elfielatoyelnora

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